El Aburrá Sur siempre ha estado en mi lista con la chunchurria de Sabaneta y el pescado y la morcilla de Envigado. Empezó luego a “sonar” la oferta de almuerzos de la Plaza de Mercado de este último municipio y se consolidaron opciones como La Gloria de Gloria o Cangrejo y Coco. Más adelante fueron abriendo sus puertas, a pocas calles entre sí, Valenti y sus menú sorpresa y Eduardo Madrid, pura ópera con el más excelso y costoso pan, y siguió así cocinándose la gentrificación de una zona que pasó del cluster de las lámparas -alrededor de Pavezgo-, al de la buena mesa.
Hoy parquear es toda una odisea pero el esfuerzo vale la pena. El abanico es variado: desde las maravillosas pizzas de Olivia maridadas con un perverso servicio; pasando por Andrés Bakery, Barbacoa, El Barral, Juana La Cubana o María Santo. Se incluyen las carnes de Lucio y la versión reloaded un poco neoyorkina de Eduardo Madrid. Para terminar, los dos “clásicos de clásicos” de la zona –y que por fortuna han sabido resistir: Trifásico y sus chicharrones de 22 patas y los mejores pandequesos en Mc Pevi.
Ya lo había dicho Julián Estrada en Mantel de Cuadros: qué bien se come en “Puerto Envigado”.
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