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domingo, 24 de abril de 2011

Crítica gastronómica: Casablanca

Curados paisas
Casablanca, km. 17 vía Las Palmas
Por: Dionisio Pimiento

Muero de antojo soñando con un jamón serrano, una paleta o mejor aún, un jamón de bellota, pero entre lo que vale un tiquete rumbo a España y las gestiones y filas para obtener la visa Schengen, jamás daré cumplimiento a este antojo. Tomo la decisión, este mundo es de los “valientes” así que vamos rumbo al Aeropuerto, sólo así podré satisfacer estas ganas locas de un buen embutido.

He llegado al paraíso criollo de los jamones y no necesité pasaportes ni demostrar que no soy un bandolero y que merezco la visa. Estoy en Casablanca en el solitario mall Indiana, a escasos 20 minutos del Aeropuerto.

Llega a mi mesa un poco de panceta ahumada, una rueda de chorizo argentino y un platito de curados. Tomémonos un buen vaso de sangría. Y claro, entrego las llaves.

Los precios son tan razonables que yo seré irracional, así que pediré un queso provoleta a la parrilla y unos portobellos asados y bañados en chimichurri. Y, qué tal si seguimos con el queso papialpa, tipo mozarella pero crocante por fuera y derretido por dentro. Todas las porciones son más que generosas.

La carta ha sido renovada recientemente así que no puedo resistirme al mix de salchichas europeas y un plato de empanaditas colombianas. En la Plaza Santa Ana de Madrid tendría el mejor jamón de bellota pero no tendría ni esta morcilla, ni una verde montaña, ni estos precios justos.

Un vasito más de sangría llega ahora el delicioso chuzo de pollo a la parrilla, así como las fabulosas costillas, destacadas en el menú, y un bife de chorizo argentino de 350 gr. Mi colon me hace algunos “gestos” así que es momento de cambiar hacia la oferta de pescados y mariscos, la cual no es tan consistente como la de carnes, pero está bien. Se me antoja el robalo apanado y el salmón fresco.

Desde 1983 la mayoría de los productos que se consumen en Casablanca son elaborados en el Oriente antioqueño, y son servidos por uno de los equipos más cálidos y ágiles en servicio. Destaco también la estructura física del establecimiento tipo panóptico siguiendo las bases del diseño del filósofo Jeremy Bentham: aquí todo está a la vista y es muy funcional. Sólo lamento que cuando no hay grupo en vivo, la selección musical parece hecha por Donnie Miranda, el mismo que pasó de ser el más roquero en Veracruz Estéreo a ser en exceso romántico en Amor Estéreo.

Mientras remato la cena con unas arepitas con queso crema –también casero como casi todo lo que aquí se consume-, recuerdo aquella carnicería que comenzó en Laureles en la 80 con la 33. La calidad de sus carnes siempre fue sinónimo de un gran asado. Hoy tras una sólida evolución, se han conectado de forma directa con el consumidor final combinando un grato mercadito para abastecer toda la zona de La Acuarela y todos los que van de fin de semana hacia sus fincas, con una buena oferta de vino, productos gourmet, restaurante y música en vivo. De hecho tras terminar de cenar bajo y compro un “ajuste” mientras toca el grupo musical invitado. Me siento en el “precio es correcto”, bailando y mercando.

Los precios son tan justos que no entraré en bancarrota tras la copiosa cena de esta noche. Quizás falta un tanto de contundencia en la propuesta de curados pero el esfuerzo ha sido sin duda gigantesco y los avances son plausibles.

Directo a mi casa

DIRECTO A MI CASA
Por: Dionisio Pimiento


¡Cunde el pánico! Una cena familiar la noche anterior no ha dejado una sola cuchara limpia y me siento incapacitado, casi médicamente, para lavar las “Torres Petronas” que hay en mi fregadero. Es hora de un domicilio, un delivery, un salvador, un milagro.

Voy directo a las páginas amarillas pues si mal no recuerdo, éstas comienzan con unos cupones gracias a los cuáles llegará más comida o más barata directo a mi mesa, pero qué horror: sólo hay pizza, pollo apanado, comida china y más pizza.

¿Qué hacer para salvar esta triste tarde de domingo que ya anuncia el reinicio de la semana laboral? Como por arte de magia llegan a mis manos los folletos de varias empresas que están revolucionando el concepto del servicio a domicilio en Medellín: Amelia, Anita´s, Lunch & Company, Delolita y, en especial, Mr. Sandwich y Food & Deliveries. Puntualidad, extrema limpieza, precios justos y gran calidad llegan en una moto directamente a mi plato, mientras yo sigo de pijama y medias de futbolista.

Me deleito con la variada oferta de pollo, carnes, ensalada, pastas, pescados y mariscos, y unos deliciosos platos típicos. Hoy me voy por los fríjoles bostonianos o los thai, o quizás por el ajiaco. Me arrepiento y pido una ensalada de peras al vino y queso azul, o quizás el sánduche de pollo y miel mostaza. Termino con un jugo de mandarina y unas trufas de chocolate.

Es momento de una siesta mientras sueño que la semana corre rápidamente para estar de nuevo frente a mi TV probando alguno de los platos de esta renovada oferta de comida que llega directo a casa. Soñaré también que alguien se ocupa de mis “Torres Petronas”.