Por: Dionisio Pimiento (@dpimiento) para Cocina Semana
Siento una profunda fascinación por lo secreto, lo que se sabe sólo por rumores o por un mecanismo privado. En el territorio de la gastronomía cohabitan propuestas y lugares en exceso publicitados, que casi gritan sus virtudes y que por ende cuentan con sus propias relacionistas públicas –en su mayoría mujeres que con reconocido empeño hacen su trabajo-, con aquellos que prefieren vivir bajo una cierta sombra que les agrega encanto y sorpresa.
Esa Medellín muy pública todos la conocemos, por lo que me he dedicado a descubrir aquella Medellín secreta. Primero fue Ristorante Valenti el cuál ha vuelto a su fórmula original de garaje en barrio tras perder a sus fieles comensales en su proyecto de centro comercial. Luego fue el panadero Eduardo Madrid, el cuál debe preguntarse a cada mañana si abandona aquel apartamento de segundo piso en barrio de Envigado para trasladarse a un local de El Poblado. ¡Eduardo por favor, no cometas ese error! Los amantes de tu trabajo te buscaremos a dónde vayas y queremos seguir sintiendo que eres un poco “nuestro secreto”.
Reconociendo una extraña mezcla de egoísmo y un “mea culpa” pues al revelarlos pierden un poco su “encanto”, quiero hacer pública la maravillosa pescadería que hay justo al ingreso de la Plaza de Mercado de La América, allí al tiempo que se obtiene un pescado fresco y a precios razonables, se pueden comprar toda clase de plantas. O los invito a atreverse a visitar el Centro de la ciudad pues justo al lado de la ecléctica Iglesia de Jesús Nazareno, en una preciosa casa verde, podrán adquirir el mejor licor de naranja casero, hecho por las Echavarría en su propio alambique. Y si de develar secretos se trata, los mejores marañones, cascaritas de naranja y pulpas de tamarindo las venden una tía y una sobrina en la Calle del Medio entre las carreras 11ªy 12ª, llegando a la Plaza de la Iglesia La Chinca en Santafé de Antioquia. La “ñapa” será observar los restos del fantástico papel tapiz francés del siglo XIX que está en una de las habitaciones.
Ya se habla de la llegada a Medellín –como sucede desde hace tiempo en mega capitales como Nueva York, París o Barcelona- de restaurantes en versión pop-up, restaurantes temporales, sitios de los que sólo se sabe a través de las redes sociales o por un código como si de una logia se tratase, o de domicilios que se piden con clave y llegan pasando desapercibidos, en una bicicleta a tu casa.
Y, ¿cuál es tu Medellín secreta? En todo caso no todo puede ser develado, aquel lugar deberá ser siempre “sólo tuyo”. Yo me he guardado algunas cosillas.
