Por: Dionisio Pimiento para Cocina Semana
Cuánto hablamos de los restaurantes como espacio físico, de las cartas, de los maridajes, de los chefs o del producto, y que poco lo hacemos de los meseros, aquellos que están frente a frente con el comensal, que dan la bienvenida y el “gracias, hasta pronto”. Aquellos que se aprenden tu nombre y te hacen así sentir como en casa llegando incluso a recordar pequeñas cosas como la bebida preferida o un gusto en particular, y algunas no tan chicas como una alergia o una intolerancia alimentaria. Aquellos que tienen el “criterio” tanto para aconsejarte como para desaconsejarte un platillo, y que son incluso capaces de manejar con elegancia a un comensal pesado (yo incluido). Aquellos que más que recitar de memoria un texto, lo han asumido, lo entienden y sobre todo, viven intensamente el restaurante, conocen su historia y, sin duda, han probado sus preparaciones.
Podría evocar malos recuerdos pero hoy prefiero homenajear a aquellos meseros que admiro por su profesionalismo, por su puntualidad, por su agilidad, por su presentación impecable, por su sonrisa y por su asertividad en los momentos complejos. Hoy postulo a tres meseros maravillosos, pero sin duda podrían ser más:
1. Al primero hace poco me lo encontré en La Albufera de Valencia, pero se formó en los manteles de El Chuzcalito. Un hombre amable y recursivo, que está siempre al servicio del comensal.
2. Un hombre de “poco cabello” que atiende en El Chuzcalito. Habría que decir que tiene un humor maravilloso; es sin duda, más divertido que el dueño del Restaurante.
3. Juraría que es pastuso pero lo conocí primero atendiendo en Mezeler y tras su cierre, fue contratado en el Restaurante Carmen. Es el “mesero de meseros”, el mejor de Colombia en mi opinión.
¿Y a tu juicio, cuál es el mejor mesero del País? Postulémoslos: @dpimiento/twitter
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