"Cada texto y cada reflexión la hago, como busco que lo sea siempre, bajo una mirada transdisciplinar que una la gastronomía al arte, al diseño, a la política, a la historia, etc. No me interesa la comida per se, ese territorio se lo dejo a otros analistas y/o críticos. Siempre voy dos veces al menos, al sitio del que quiero hablarles. A manera de decálogo, no escribo de lugares a los que me invitan pues mi ética y la veracidad de mis reflexiones estarían en juego -reflexiones que por supuesto, son tan subjetivas como toda opinión-.
Igualmente en mis mandamientos se reseña el que son tan válidos los mercados callejeros como los estaderos de carretera, el gran restaurante o las apuestas alternativas.
Silenciosamente, como un comensal más, es como llego, pruebo, observo mucho, tomo nota y parto, pagando siempre la cuenta. Éste, si se quiere, es el fundamento deontológico de mi quehacer".
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